Recuerdos de la Graduación 2008
Discurso de grado
No será fácil seguir adelante sin mirar atrás y recordar con nostalgia tantos momentos vividos dentro de éstos salones de clase, de los pasillos abultados de niños en el ir y venir cotidiano, de las canchas donde muchas veces celebramos con incontrolable alegría la victoria de nuestro curso en un partido de fútbol, de la cooperativa donde las compras se convertían en un reto después de que sonaba el timbre anunciando la hora del descanso, o de ese patio que fue testigo de risas y lágrimas, de peleas y reconciliaciones, de amistades, de noviazgos… De éste colegio, que hoy se queda con parte de nuestra vida, y sólo nos deja los mejores recuerdos…
Y es que qué hubiera sido de él sin la lección oral en clase de sociales, y la amable sonrisa siempre constante de la profe Sonia al decirnos “no me leas, explícamelo con tus palabras”
O sin las reflexiones de Víctor en clase de Química y su invariable “le clavo su D” para quien no estuviera haciendo lo que debía en ese momento.
Y que decir del “Hola chata” de nuestro querido Héctor, o de su típico “Háganle chinos que tenemos una hora” justo después de dejar ejercicios que nos llevarían una semana... Sin dejar atrás su “D de dedo” para hacer explícita la nota que sacaríamos si no presentábamos el trabajo.
Qué hubiera sido de ésta institución sin el discurso sostenible de filosofía, y la obsesión de la profe Carmen Rosa de no dejar pasar de la entrada a ningún estudiante que no tuviera tenis blancos con la sudadera del colegio; por aquello del “cuidado de sí mismo y del otro” o de su infalible “pulcritud”
O sin el excelente proyecto de la profe Mariela, que llevó el nombre del colegio hasta Argentina. Ella y su costumbre de contar para logar silencio… -Todos sabíamos que se veía más bonita de buen genio profe, por eso nunca la dejamos llegar a diez-.
Y qué decir de la increíble capacidad de la profe Liliana en la sala de informática para distribuir 10 computadores en 36 estudiantes, y lograr que todos trabajaran por igual. Quién no recuerda la famosa frase: “ésta actividad vale tres sellitos muchachos” o su “y dice con inspirado acento que…” para comenzar a dictar la actividad del día.
O el silencio casi absoluto cuando la profe Marleny decía, “anoten la fecha de hoy: Evaluación Final” parecía q estuvieran dando una noticia verdaderamente trágica. Como olvidar aquellas preguntas de: “¿caballero, desde cuando mi voz es arrulladora?”o “señorita, ¿quiere que le adelante su nota final?”, o su típico “¡correcto!”, o la manera en q levantaba su entre ceño y sonreía sutilmente cuando algo le parecía jocoso, -no profe, tranquila, todos sabíamos que usted intentaba no burlarse…-
O sin el ambiente agradable de religión, y una de las actividades que sin duda logró entre nosotros la unión y el liderazgo q no se alcanzó en muchas otras: la canción mensaje, que despertó la euforia en nuestras voces cuando decidíamos unirlas en una barra, la imaginación en nuestras mentes para crear coreografías novedosas, y la emoción en nuestros corazones para q por una ocasión latieran al mismo ritmo... ¿Cómo olvidarlo?
Que hubiera sido del RFK sin la profe Elizabeth y su absoluta franqueza; o sin el himno nacional o de la alegría en la versión instrumental por cortesía de nuestro profe de música.
¿Por quien, -sino por el profe Digno-, nos hubiéramos enterado que existía un diario completamente dedicado al deporte? Es más, qué existía un himno para él.
Sin duda éste colegio no hubiese sido el mismo sin el “Bienvenidos a su colegio, nuestro colegio”, de nuestro antiguo Ciro, y la sonrisa abierta de nuestra actual rectora, Esperanza, (Sin duda esperamos q en sus manos el colegio esté cada vez mejor).
O sin la bandada de niños corriendo juntos por el pasillo entre risas y miedo tras los pasos de nuestra siempre recordada Gloria Barrios; ese famoso grito de “a sus salones” llegaba hasta el último rincón de la institución… Y las cálidas y atentas palabras de Martha Patricia, nuestra nueva coordinadora, que sin lugar a dudas ha hecho que un aire distinto se respire desde entonces.
O sin nuestro querido Néstor, con su constante serenidad, casi coincidente con la de nuestra orientadora…
Directivos, profes, compañeros, amigos, ustedes han hecho que la experiencia de 11 años aquí, sea la más gratificante y hermosa que podamos haber vivido jamás. Sin duda al salir cientos de caminos se abrirán a nuestro paso, y nos alejaremos, con nostalgia de dejar todo esto atrás, pues con certeza no todos elegiremos los mismos. Más lo que hemos vivido aquí se quedará para siempre con nosotros…
Afuera hay un mundo entero esperándonos para ser descubierto, solo nos queda agradecer el hecho de hacernos quienes somos, de formarnos como seres capaces de enfrentar con sabiduría y fortaleza ese mundo, de permitirnos crecer a su lado… Simplemente no pudieron existir mejores personas para hacer de éste, un momento tan especial.
Mónica Andrea Reyes R.